Monday, October 25, 2010

Mar de Tasmania, de vuelta…

Llegamos a Sydney, y estamos volviendo…
En Port Chalmers me bajé un par de horas. Me fue muy grato ir al Seaferer’s Centre (Centro de Marineros) que es una institución que provee de servicios a la tripulación de los diferentes barcos que paran en el puerto, entre otros, y el mas apreciado, internet gratuita. La verdad es que la ciudad de Duniden, que esta a unos 10 kilometros, es la atracción principal. Port Chalmers es solo un pequeño pueblito portuario con una iglesia, un hotel, un museo, unas cuantas casas y apenas unos pocos negocios, pero entre el encanto pueblerino, que tanto me gusta, y el Seaferer’s Center, con internet, cafecito con galletas y la biblioteca, que me voy a mover de ahí… y todo a dos cuadras del barco en un ambiente de colinas cubiertas de ese pasto tan verde que tienen los kiwis. Asi que me quedé un par de horas largas. Era una buena hora para las comunicaciones, y la encontré a Madre en el Skype, estuvimos charlando un rato largo, me pasaron las últimas novedades del Rayo Rojo, lo cual me emociona un monton y después estuve charlando con Maggie en Ketchikan!!! Me contó que tuvieron tormentas con vientos de hasta 120 millas (200km/h) que le volaron un par de arboles del frente de la casa y le danaron un poco el garaje, pero que no hubo mayores problemas, y que lo de los arboles le vino bien ya que ahora tiene mejor vista hacia la costa. La verdad es que me encantó poder charlar con ella también. Y el otro gran evento fue que en el Seaferer’s center tienen libros, muchos libros que se los donan a los marinos para fomentar la lectura, y no hay que devolverlos, solo el compromiso de pasárselos a otro marino o a la biblioteca del barco, asi que me puse a buscar y encontré dos, La Casa Noble y Shogun, los dos de James Clavell. Los dos que en sus versiones de Mini Serie me hicieron viajar por Japon y por Hong Kong cuando era chico. Y fue por La Casa Noble que conoci por primera vez el Hotel Peninsula y las calles de Kowloon. Asi que me los agarrek a los dos y me los estoy leyendo… a los dos al mismo tiempo, y eso que tienen mil cuatrocientas paginas cada uno. Asi qu en vez de ir al Crew Bar tan seguido, ahora me bajo una chelita a la cabina y me tiro en la cama a leer. (Nota: tengo que acordarme de pedirle a Maggie que me consiga “Tai Pan” el libro anterior de Clavell sobre la fundación de Hong Kong)
Despues de Port Chalmers el clima desmejoró bastante, y al dia siguiente, cuando debíamos entrar a la zona de los fiordos el Capitán decidió pasarlos de largo ya que estábamos teniendo olas de hasta 3 metros de altura. Lo lindo que se movía el barco, y yo, desde la popa, mirando el horizonte subir y bajar. La verdad es que lo pase’ bárbaro! Los pasajeros preguntando que cuanto iba a durar el mal tiempo (porque también hacia frio), que si el barco siempre se movia asi en estas aguas (y yo los miraba y les decía que no, que por lo general era peor… y se iban corriendo a sus cabinas a observar como el desayuno cambiaba de rumbo… ) Lo mejor fue cuando una señora coqueta y toda acartonada, de esas que son especialistas en hacer preguntas estúpidas, quiere que le diga que cual es la mejor opción para desayuno con mares movidos, a lo que la miro, muy serio, y le digo:
- “Banana”
- Y eso va a evitar que vomite?
- No, pero tiene el mismo sabor cuando entra que cuando sale!!!
Abrio los ojos como platos, y yo seguía tan serio que no sabía si lo decía en serio o en broma… es más, días más tarde me vino a repreguntar para saber si la estaba verseando, pobre vieja!
Despues de tres días de clima frio, vientos y olas de tres a cuatro metros es las demoniacas aguas del Mar de Tasmania, finalmente llegamos a Sydney. Algunos de los chicos se quedaron despiertos para ver la entrada del barco al puerto durante el amanecer. Yo me quede durmiendo. No se si por que me estoy volviendo viejo y dormilon, o por que ya lo hice hace tres anios cuando Fernando me despertó a las 6 AM para verlo en mi primer contrato. La cuestión es que no me emocionaba demasiado, ni llegar, ni estar en Sydney. Solo iba a tener unas dos horas para bajar y no iba a poder hacer nada demasiado interesante, salvo gastar plata, que es inevitable, y Australia es cara, no solo cara sino amarreta, la medida de licor, y convengamos que uno de mis rones preferidos es australiano, el Bundaberg, del cual todavía tengo una botella sin abrir, en casa, del primer contrato (Nota: Acordarme de hacer percha esa botella a la primera oportunidad, ya debe haber juntado demasiado polvo) Decia: la medida de licor es de 30ml, cuando en el resto del mundo es de 45, y te la cobran los mismo! Y yo no iba a poner los pies en suelo australiano si tomarme un roncito…
…Aunque la pensé bastante… los fantasmas me perseguían, era demasiado esconder el que iba a estar allí, y mas difícil aun esconder un barco casi trescientos metros de largo amarrado entre el Opera House y el Puente del Puerto. Pero bajek, y camine unas cuadras, solo para espantar fantasmas, que al fin y al cabo estaban solo en mi cabeza, y me tome mi Bundy en el bar de la terminal de cruceros, y me volvi a subir al barco, y me fui a dormir la siesta…
Sydney, comienzo también de una nueva etapa. La primera crucera terminó, y el periodo de adaptación a este barco también. Hoy se bajaron Eduardo, mi amigo, compañero y ahora supervisor, y también Ana, mi Bar Manager preferida, con lo que comienza una etapa de cambios. Mi supervisor nuevo es del estilo que a mí me gusta, filipino y viejo. Glenn debe andar en los 43 años, sino es que mas, y lo que me gusta es que es de los que no andan con politiquería pelotuda. Sabe cuál es su trabajo, lo hace desde 1990 y se las sabe todas. Lo principal para él es que de arriba no le rompan las pelotas, y si por debajo de él está todo en orden, no jode. Y por el otro lado, como yo sé cómo hay que hacer mi laburo, y no quiero que me rompan las pelotas, sumado a que tengo un bar más que tranquilo, y lo tengo a cargo mío, hago lo que quiero, pero lo mantengo limpio (no, no es que yo limpie, le doy buenas propinas a mi asistente) ordenado y prolijo. Me mantengo bien comunicado con mi supervisor para que sepa todo lo que pasa en mi bar y nada lo agarre por sorpresa (es odioso que a uno le caiga un balde de mierda en la cabeza y lo agarre sin paraguas) y sigo tomando mate, escribiendo en el blog y ahora también leyendo en mi pantry. Respecto de mi nuevo manager, lo vi una sola vez, y por ahora es suficiente… cuanto más lejos lo tenga, mejor…
Se viene una Fiesta Clandestina… Estoy armando una linda Martini Party en el pasillo de mi camarote. El asunto es que en este barco todos los bartenders y bar stewards estamos en el mismo sector, que esta delimitado por una de las puertas estancas, con lo que nos queda un “hueco” bastante importante donde entramos un buen grupo de nosotros, que somos todos los que vivimos en ese sector. En tres o cuatro días hay venta de Cambusa, con lo que vamos a poder comprar un par de botellas de gin, de vodka, y para las chicas, algo de Triple Sec y jugos para sus tragos. Es la primera vez que organizo yo, personalmente, una de estas veladas, pero la verdad es que tenemos un grupo bastante copado en el equipo, y con Matías en el barco, que es un jodón bárbaro, Tatiana, que se prende en todas, y una banda de latinos atorrantes, la vamos a pasar bomba. (Menos mal que pegué buena onda con la Supervisora de Seguridad de la noche y con el Night Manager, así que no creo que rompan demasiado) Marche un Tanqueray Martini con tres aceitunas!

1 comment:

Anonymous said...

Los sueños los debemos cumplir. Y éste de ir contando tus experiencias, es algo que lo tenías pendiente. Me alegro, ya que somos muchos los que te acompañamos y nos gusta realizar éste viaje que es nuestra vida, y disfrutar de tus vivencias.