Monday, October 25, 2010

Mar de Tasmania, de vuelta…

Llegamos a Sydney, y estamos volviendo…
En Port Chalmers me bajé un par de horas. Me fue muy grato ir al Seaferer’s Centre (Centro de Marineros) que es una institución que provee de servicios a la tripulación de los diferentes barcos que paran en el puerto, entre otros, y el mas apreciado, internet gratuita. La verdad es que la ciudad de Duniden, que esta a unos 10 kilometros, es la atracción principal. Port Chalmers es solo un pequeño pueblito portuario con una iglesia, un hotel, un museo, unas cuantas casas y apenas unos pocos negocios, pero entre el encanto pueblerino, que tanto me gusta, y el Seaferer’s Center, con internet, cafecito con galletas y la biblioteca, que me voy a mover de ahí… y todo a dos cuadras del barco en un ambiente de colinas cubiertas de ese pasto tan verde que tienen los kiwis. Asi que me quedé un par de horas largas. Era una buena hora para las comunicaciones, y la encontré a Madre en el Skype, estuvimos charlando un rato largo, me pasaron las últimas novedades del Rayo Rojo, lo cual me emociona un monton y después estuve charlando con Maggie en Ketchikan!!! Me contó que tuvieron tormentas con vientos de hasta 120 millas (200km/h) que le volaron un par de arboles del frente de la casa y le danaron un poco el garaje, pero que no hubo mayores problemas, y que lo de los arboles le vino bien ya que ahora tiene mejor vista hacia la costa. La verdad es que me encantó poder charlar con ella también. Y el otro gran evento fue que en el Seaferer’s center tienen libros, muchos libros que se los donan a los marinos para fomentar la lectura, y no hay que devolverlos, solo el compromiso de pasárselos a otro marino o a la biblioteca del barco, asi que me puse a buscar y encontré dos, La Casa Noble y Shogun, los dos de James Clavell. Los dos que en sus versiones de Mini Serie me hicieron viajar por Japon y por Hong Kong cuando era chico. Y fue por La Casa Noble que conoci por primera vez el Hotel Peninsula y las calles de Kowloon. Asi que me los agarrek a los dos y me los estoy leyendo… a los dos al mismo tiempo, y eso que tienen mil cuatrocientas paginas cada uno. Asi qu en vez de ir al Crew Bar tan seguido, ahora me bajo una chelita a la cabina y me tiro en la cama a leer. (Nota: tengo que acordarme de pedirle a Maggie que me consiga “Tai Pan” el libro anterior de Clavell sobre la fundación de Hong Kong)
Despues de Port Chalmers el clima desmejoró bastante, y al dia siguiente, cuando debíamos entrar a la zona de los fiordos el Capitán decidió pasarlos de largo ya que estábamos teniendo olas de hasta 3 metros de altura. Lo lindo que se movía el barco, y yo, desde la popa, mirando el horizonte subir y bajar. La verdad es que lo pase’ bárbaro! Los pasajeros preguntando que cuanto iba a durar el mal tiempo (porque también hacia frio), que si el barco siempre se movia asi en estas aguas (y yo los miraba y les decía que no, que por lo general era peor… y se iban corriendo a sus cabinas a observar como el desayuno cambiaba de rumbo… ) Lo mejor fue cuando una señora coqueta y toda acartonada, de esas que son especialistas en hacer preguntas estúpidas, quiere que le diga que cual es la mejor opción para desayuno con mares movidos, a lo que la miro, muy serio, y le digo:
- “Banana”
- Y eso va a evitar que vomite?
- No, pero tiene el mismo sabor cuando entra que cuando sale!!!
Abrio los ojos como platos, y yo seguía tan serio que no sabía si lo decía en serio o en broma… es más, días más tarde me vino a repreguntar para saber si la estaba verseando, pobre vieja!
Despues de tres días de clima frio, vientos y olas de tres a cuatro metros es las demoniacas aguas del Mar de Tasmania, finalmente llegamos a Sydney. Algunos de los chicos se quedaron despiertos para ver la entrada del barco al puerto durante el amanecer. Yo me quede durmiendo. No se si por que me estoy volviendo viejo y dormilon, o por que ya lo hice hace tres anios cuando Fernando me despertó a las 6 AM para verlo en mi primer contrato. La cuestión es que no me emocionaba demasiado, ni llegar, ni estar en Sydney. Solo iba a tener unas dos horas para bajar y no iba a poder hacer nada demasiado interesante, salvo gastar plata, que es inevitable, y Australia es cara, no solo cara sino amarreta, la medida de licor, y convengamos que uno de mis rones preferidos es australiano, el Bundaberg, del cual todavía tengo una botella sin abrir, en casa, del primer contrato (Nota: Acordarme de hacer percha esa botella a la primera oportunidad, ya debe haber juntado demasiado polvo) Decia: la medida de licor es de 30ml, cuando en el resto del mundo es de 45, y te la cobran los mismo! Y yo no iba a poner los pies en suelo australiano si tomarme un roncito…
…Aunque la pensé bastante… los fantasmas me perseguían, era demasiado esconder el que iba a estar allí, y mas difícil aun esconder un barco casi trescientos metros de largo amarrado entre el Opera House y el Puente del Puerto. Pero bajek, y camine unas cuadras, solo para espantar fantasmas, que al fin y al cabo estaban solo en mi cabeza, y me tome mi Bundy en el bar de la terminal de cruceros, y me volvi a subir al barco, y me fui a dormir la siesta…
Sydney, comienzo también de una nueva etapa. La primera crucera terminó, y el periodo de adaptación a este barco también. Hoy se bajaron Eduardo, mi amigo, compañero y ahora supervisor, y también Ana, mi Bar Manager preferida, con lo que comienza una etapa de cambios. Mi supervisor nuevo es del estilo que a mí me gusta, filipino y viejo. Glenn debe andar en los 43 años, sino es que mas, y lo que me gusta es que es de los que no andan con politiquería pelotuda. Sabe cuál es su trabajo, lo hace desde 1990 y se las sabe todas. Lo principal para él es que de arriba no le rompan las pelotas, y si por debajo de él está todo en orden, no jode. Y por el otro lado, como yo sé cómo hay que hacer mi laburo, y no quiero que me rompan las pelotas, sumado a que tengo un bar más que tranquilo, y lo tengo a cargo mío, hago lo que quiero, pero lo mantengo limpio (no, no es que yo limpie, le doy buenas propinas a mi asistente) ordenado y prolijo. Me mantengo bien comunicado con mi supervisor para que sepa todo lo que pasa en mi bar y nada lo agarre por sorpresa (es odioso que a uno le caiga un balde de mierda en la cabeza y lo agarre sin paraguas) y sigo tomando mate, escribiendo en el blog y ahora también leyendo en mi pantry. Respecto de mi nuevo manager, lo vi una sola vez, y por ahora es suficiente… cuanto más lejos lo tenga, mejor…
Se viene una Fiesta Clandestina… Estoy armando una linda Martini Party en el pasillo de mi camarote. El asunto es que en este barco todos los bartenders y bar stewards estamos en el mismo sector, que esta delimitado por una de las puertas estancas, con lo que nos queda un “hueco” bastante importante donde entramos un buen grupo de nosotros, que somos todos los que vivimos en ese sector. En tres o cuatro días hay venta de Cambusa, con lo que vamos a poder comprar un par de botellas de gin, de vodka, y para las chicas, algo de Triple Sec y jugos para sus tragos. Es la primera vez que organizo yo, personalmente, una de estas veladas, pero la verdad es que tenemos un grupo bastante copado en el equipo, y con Matías en el barco, que es un jodón bárbaro, Tatiana, que se prende en todas, y una banda de latinos atorrantes, la vamos a pasar bomba. (Menos mal que pegué buena onda con la Supervisora de Seguridad de la noche y con el Night Manager, así que no creo que rompan demasiado) Marche un Tanqueray Martini con tres aceitunas!

Tuesday, October 19, 2010

Solcito de Invierno…

Salimos de Littelton, Nueva Zelanda navegando para el oeste. No es que me la quiera dar de experto en temas navegacionales, pero el asunto me gusta, que salgamos para el oeste, no lo de pilotear. Es que como estoy en la popa me da el Solcito de frente… con lo que me voy a pegar una linda bronceadita en la cara. Solo en la cara, por que los kiwis (los nacidos en Nueva Zelanda, no los frutos marrones de pelusa dura ni esos pájaros raros que no vuelan) no se dieron cuenta que es primavera, y sigue haciendo frio, así sigo emponchado con lo que encuentro, que no es mucho… Hoy baje puerto, y me encontré con varios de los habitantes y les dije que era primavera, que podían ajustar el clima para ponerlo de acuerdo a lo que tenemos en todo el hemisferio, pero no me hicieron caso, sigue haciendo frio. Y me dijeron algo de un terremoto que tuvieron hace unos días, así que eso confirma mi teoría de que estos tipos están todos locos, si hasta el piso se les mueve, es más, hasta me dijeron que hubo unos temblores colaterales hoy, pero yo no los sentí. Sera que llevo tanto tiempo arriba de los barcos que el que se me mueva el piso no es novedad.
Es que llevo navegados varios de los mares mas movidos del planeta. He cruzado varias veces el Pacifico, por el norte, a lo largo de las Islas Aleutianas yendo desde Alaska a Asia, también por el sur, desde la costa de California hasta Australia. He esquivado tormentas en el Mar Amarillo, en la China (de amarillo no le vi nada, salvo los chinitos en las barcas de pesca, y tampoco eran tantos ni tan amarillos como para teñir el agua) He pasado varias veces por el Mar de Tasmania, mundialmente conocido por sus aguas diabólicas y puedo decir con orgullo que el único que ha logrado vaciarme el sistema digestivo a contramano fue el Pacifico, bajando desde Alaska a San Francisco frente a las costas del estado de Oregon, pero tengo atenuantes, tenía una resaca de Padre y Señor Nuestro por la Fiesta de Graduación como Bartender en la que se me dio por hacer shots de whisky barato, y a la mañana siguiente, tras que tenía un dolor de cabeza atroz, una ligereza de intestinos memorable y un humor de perros se me dio por desayunar omelette con panceta frita y porotos… tras lo que me mandaron a trabajar al bar que está más alto en todo el barco, y que este se movía como una coctelera culpa de una corriente tropical caprichosa que tenía ganas de ir hacia el norte, y nosotros navegándola a contrapelo. Como para no dejar el desayuno en la pileta del bar, con las pastillas anti mareos incluidas sin llegar a digerirlas. Pero bueno, en esos momentos yo no tenía tantas millas marinas como ahora, era mi primer crucera, de mi primer contrato… Ahora, el que en los últimos tiempos me puso en aprietos feos fue el Rio de la Plata. Que jodida que me las vi, arriba de ese catamarán, esa mañana de sudestada yendo de Buenos Aires a Colonia en ese corcho doble quilla de la Colonia Express. Es que convengamos, después de las aguas movedizas por las que he navegado y salido con el estomago manejando el trafico en el sentido correcto me fui a dar de marino avezado y me senté en el primer asiento, delante de todo, como para ver por dónde vamos y si hace falta pegar un grito a los del puente para que no se choquen con la Isla Martin García, si hiciera falta. Y miraba a mis alrededores como algunos pasajeros ya empezaban a girar Notas de Crédito dentro de las bolsitas de papel que el Marinero repartía prestamente para evitarse el tener que limpiar la cubierta después (que cubierta les decimos nosotros los marinos al piso, aunque este al aire libre) porque aunque nosotros los marinos sabemos que la parte que más se mueve del barco es la proa, o sea el frente, yo me senté allá igual, porque soy marino, y ese era solo un viajecito corto de poco más de una hora. Y que me podía hacer a mí un viajecito de una hora en un botecito de esos, que ni califica para anotarlo como millas navegadas. Y miraba con compasión y hasta un poco de desdén a esas pobres criaturas terrestres que no estaban acostumbradas a manejarse en los medios líquidos como uno… y hacia bromas con el Marinero respecto de las Montañas Rusas… hasta que me empezó a correr un sudor frio por la espalda y los brazos, y la boca se me llenaba de saliva, y el estomago empezaba a latir haciéndome prever la llegada del café con leche con medialunas a la boca, pero desde adentro… pero llegamos, y amarramos, y me baje de ese Samba Flotante, que debería haberse quedado en el Italpark. Y nunca más le volví a faltar el respeto al Rio de la Plata con Sudestada, que casi me hace dejar las tripas vacías y la boca acida.

Sunday, October 17, 2010

Wellington, Nueva Zelanda… a la tardecita.

Hace un frio bárbaro, es domingo (por lo menos por acá) hay viento, y estuvo lloviendo todo el día. Tuve un par de horitas libres, como para salir, pero con el clima como pintaba, me quedé en el barco, me miré una película (bueh, a pedazos… estilo barco) y dormí una flor de siesta. Ahora me estoy por tomar unos mates, y me faltan las tortas fritas, saladas, por favor. Bah, nunca fui muy fana de las tortas fritas, pero es parte del asunto. Eso y dormir la siesta en cucharita, que voy a tener que esperar hasta el otoño. Y hablando de las estaciones del año, nadie le dijo a los kiwis (ese es el patronímico para los nacidos en Nueva Zelanda) decía, nadie le dijo a los kiwis que estamos en primavera? No jodan, viejo! Un frio así no lo tenía desde que estuve en Alaska, y allá si que hay razones para tener frio. Y yo que no me traje ni una camiseta de frisa. Y que los puristas de la moda digan lo que quieran… yo, en Alaska uso camisetas de frisa que me las compraba en la tienda de Eduardo, allá en la esquina, a la otra cuadra de la Parroquia, pero ya no más, porque ya no están bendecidas por el Papa, y si me vienen a decir que mis camisetas de frisa, para cuando voy a Alaska no tienen que estar bendecidas, no se las compro… al fin y al cabo son mis camisetas… y si las quiero comprar en domingo, es asunto mío. Si al fin y al cabo quiero tener mis camisetas de frisa, bendecidas por el Papa y compradas el Domingo Día de la Madre, es asunto mío, mío y de mi Ángel de la Guarda… y si no que les pidan clases de Angelología a la esposa del Doctor, que ella si que la tiene clara. Ehhhh…??? Me fui para el lado de los tomates, no? Y más vale que no empiece a hablar de tomates, que hace frio… estamos en época de tomates, Ingeniero Agrónomo? Pucha, me perdí el programa del viernes para llamarlo y preguntarle.
La cuestión es que me estoy cantando de frio, literalmente en el culo del barco… barco en ingles es femenino, la tienen clara los sajones, tratan a los barcos como si fueran minas… no como los latinos, que para nosotros, los barcos son machos… Lindo asunto para charlotear, entre mate y mate con la Licenciada Motorizada. Y usted que piensa, Licenciada? Retomemos que no se puede doblar a la izquierda si hay semáforo… me estoy cantando de frio, en el culo de la nave (viste, hay un sinónimo en femenino para barco) con un viento que la raja, y porque? Por que nadie le mando un mail a los kiwis (los neozelandeses, no la fruta… oia, y la fruta es originaria de Nueva Zelanda, que casualidad, aunque mi Madre diría:”causalidad”) avisándoles que estamos en Primavera.
Es que estos kiwis están del tomate (los neozelandeses, no los frutos… que si estuvieran del tomate serian rojos, no verdes) por que viven todo adelantado, por ejemplo, aca son las 20:30 del domingo 17 de octubre y en casa deberían ser las 12 del mediodía… creo… ahora llamo y pregunto! Encima creo que es el Dia de la Madre… menudo asunto para la Señora, que siempre se me pone sensiblona en estas fechas, y yo desde otro océano. Por lo menos estamos en el mismo hemisferio, bajo las mismas estrellas… aunque alla todavía es de dia… que lo parió. Peor sería estar no solo en otro mar sino también bajo otro cielo, aca por lo menos puedo ver las mismas estrellas que ella. Es feo ser extranjero bajo estrellas ajenas. Aunque me sorprendió la vez pasada cuando se despedía por teléfono, la Señora, mandándome un “Abrazo de Osa Mayor”.
Volviendo a los Kiwis (los neozelandeses, no esos pájaros nocturnos que ni vuelan, que también son de aca) están todos locos… viven tan en el futuro que se creen que están en otoño! Y tienen un frio en el marote! A ver si me escuchan: “Muchachos, están en el Hemisferio Sur, es octubre, por lo tanto primavera! Saquen a pasear el sol y manden el viento de vacaciones para el norte, que allá lo están esperando! No, si tengo que venir yo para hacerles acordar…
Hable’ a la Argentina, es Domingo por la mañana… muy de mañana… como las 5:40 de la mañana! Y los desperté para preguntarles la hora, pero no me guardan rencor por el sueño interrumpido, porque es el Dia de la Madre, conclusión: si quiero preguntar qué hora es en casa, cuando estas lejos, y con riesgo de despertarlos a cualquier hora de la madrugada o de la siesta, mejor hacerlo cuando es el Día de la Madre, o algún cumpleaños, o alguna de esas fechas, no como cuando me quise hacer el gracioso llamando desde Vietnam, cuando estaba tirado en una reposera en la playa y en casa era invierno (por que los vietnamitas saben que el Verano es cuando en casa es invierno, no como los kiwis, que están del tomate, pero son verdes) Decía, y en casa eran la 1 de la mañana, y los desperté, y les conté que estaba en la playa, tomando sol, almorzando y clavándome una cervecita mientras allá era invierno, hacia frio y tenían las narices goteando… pero que hizo la ladina de mi Madre?, a sabiendas que yo hacía meses largos que no comía una buena comida casera... poniendo su mejor vocecita inocentona me pregunto’ que si yo sabía lo que habían comido la noche anterior, y se puso a recitarme todas esas cosas que ponemos en una buena parrillada, que no las voy a enumerar porque no quiero que se me haga agua la boca. Asi fue que aprendi la lección de no llamar a cualquier hora para molestar… Salvo que la molestia venga acompañada de una alegría, que si no me sale el tiro por la culata…
Ahora, volviendo a las historias del barco, anteayer me despierta el teléfono a las 8:30 de la matina. Miro el identificador y era de la oficina de mi jefa… pucha! Me quede dormido? No… era para notificarme que había sido elegido para una Prueba de Drogas. Que vaya al Bar de Tripulantes y que allí me iban a estar esperando… Imagínense la emoción! Por fin iba a poder probar drogas! En el bar esperaba encontrar algo de buena música, luces psicodélicas… pero me pareció que algo estaba mal cuando lo que encuentro es a la Gerente General que me manda a que me den un frasquito y de ahí al baño. La miro, me mira y debió ver mi cara de desconcierto, por que el frasquito estaba vacío. Yo esperaba encontrar alguna pastillita, algún polvito o, aunque sea, alguna yerbita, pero no, estaba vacío. Entonces le digo:
- Pero acá no hay nada…
- No… llénalo…
- Que? No era que iba a probar drogas?
- NO! Acá vamos a ver si las probaste!!!
Ufa! Y yo que vengo más limpio que la Madre Teresa…
Asi que voy al baño lo lleno, me dan una constancia, y listo…
Me vuelvo a mi camarote, y sigo durmiendo. Desilusionado!

Thursday, October 14, 2010

Sueños.

Una da las cosas que mas me gusta de trabajar en el barco es los paisajes. Sin ir mas lejos (divertida la expresión, si consideramos que estoy en el medio del Pacifico Sur…) decía: Sin ir mas lejos ayer a la tarde veía el sol ponerse detrás del volcán en Bora Bora, Tahití. Una isla que es el paraíso encarnado en la Tierra, con una vegetación exuberante, de palmeras, arboles y flores de todos los colores que serian la envidia del jardinero mas avezado, unas montañas que parecen esculpidas a mano por un alfarero… (pucha, ahora que recuerdo Dios creó al Hombre de arcilla, y El tiene manos grandes, no?) El mar es celeste casi turquesa y cambia durante el dia, hasta tomar un matiz azul profundo durante el atardecer y la noche y sus pobladores originarios tienen una fiereza natural que los hace casi bellos…
Y me dejé llevar otra vez… Una de las cosas que mas me gusta de trabajar en los barcos es los paisajes. A veces los comparo con los nuestros, de nuestra Pampa Humeda, plana y alargada como un mar verde, con sus atardeceres naranjas, sus cielos azules y sus nubes de algodón… (pf! Que metáfora antigua) y pienso:
-Bueh, no esta’ tan malo…
De hecho, la Pampa esta buena! Es mejor que vivir en la Capital, pero me gusta ver y mirar el horizonte, y desde casa, a esta altura de la historia (digo bien, porque desde casa, para ver el horizonte tengo que subirme a una escalera) ya no se ve…
Si… ahora que lo pienso me gustaría vivir en una casa con vista al mar. Es más, no solo con vista al mar sino en un acantilado. No necesariamente un acantilado muy alto, pero si por sobre la playa. Y una playa con arena blanca… o dorada, no soy pretencioso… Ahora, lo ideal sería con el acantilado de un lado y la playa del otro. Y una mar turquesa? Porque no? Y no demasiado cerca del pueblo, pero no demasiado lejos tampoco… y Como viviría? Un restaurante? Un Bed & Breakfast? Si!
Un pequeño restaurante, con unas diez mesas, nada pretencioso, mesas de madera, mantel blanco, ventanas amplias con buena vista, algunas al acantilado, otras a la playa. La cocina es otro tema, también con amplias ventanas, asi puedo mirar al mar mientras cocino, porque yo me encargo de la cocina. Una cocina tradicional de donde esté, con pescado fresco comprado en el mercado el mismo dia, no más de tres o cuatro entradas, la sopa del dia, por supuesto, y algunos postres. Y la música en vivo? Porque me encanta escuchar Jazz en vivo, asi que habrá que encontrar alguna banda que toque en vivo de vez en cuando, al atardecer, en un ambiente lleno de velas… mmm… a la banda la hago tocar adentro o en los jardines? Que dilema…
A ver… visualicemos mejor, y afinemos los detalles… Si tiene un acantilado de un lado y playa del otro debe ser en la punta de entrada a una bahía. Las bahías siempre fueron buenos puertos naturales, asi que no sería tirado de los pelos que en este tipo de locación haya habido un viejo fuerte que en otras épocas protegiera el puerto y la ciudad, lo cual le agregaría a la vista una preciosa línea de viejos cañones de hierro. Y si el restaurante está construido dentro de las paredes del viejo fuerte estas serian de piedra solida y rústica, lo que va a dar al lugar más encanto. Y la decoración? Sencilla, algunas obras de artistas locales que cambien de vez en cuando. Eso si, en una de ellas voy a poner mi Pared de los Viajes, con las fotos de mis viajes por el mundo, de los amigos que hice a largo de esta etapa y de los lugares que visité. Como no poner esa foto en la que estoy en la Muralla China, con Boina Gaucha y todo? O en la que estoy en Tasmania jugando con un canguro? O el retrato que tengo en Noche Formal con Valeria (pucha, hace rato que no la veo… encima abrió’ su boliche y no la fui a visitar… me porte mal… le debo una disculpa) O la que estoy con Maggie y Ernie antes de subir al hidroavión en Ketchikan? Si, tengo muchas fotos y recuerdos que poner en una pared…
Asi que tendría el restaurante abajo y arriba podría tener el Bed & Breakfast con algunas habitaciones… tres o cuatro… si caben más, mejor, pero con tres o cuatro andaría bien. Y ya que estamos, mi casa también ahí… si bien no es lo ideal vivir en el trabajo, aquí el trabajo seria en el paraíso!!
Ahora habría con quien comparto este sueño… Tendría que poner un aviso en el diario para encontrar una compañera…

Sueños.

Una da las cosas que mas me gusta de trabajar en el barco es los paisajes. Sin ir mas lejos (divertida la expresión, si consideramos que estoy en el medio del Pacifico Sur…) decía: Sin ir mas lejos ayer a la tarde veía el sol ponerse detrás del volcán en Bora Bora, Tahití. Una isla que es el paraíso encarnado en la Tierra, con una vegetación exuberante, de palmeras, arboles y flores de todos los colores que serian la envidia del jardinero mas avezado, unas montañas que parecen esculpidas a mano por un alfarero… (pucha, ahora que recuerdo Dios creó al Hombre de arcilla, y El tiene manos grandes, no?) El mar es celeste casi turquesa y cambia durante el dia, hasta tomar un matiz azul profundo durante el atardecer y la noche y sus pobladores originarios tienen una fiereza natural que los hace casi bellos…
Y me dejé llevar otra vez… Una de las cosas que mas me gusta de trabajar en los barcos es los paisajes. A veces los comparo con los nuestros, de nuestra Pampa Humeda, plana y alargada como un mar verde, con sus atardeceres naranjas, sus cielos azules y sus nubes de algodón… (pf! Que metáfora antigua) y pienso:
-Bueh, no esta’ tan malo…
De hecho, la Pampa esta buena! Es mejor que vivir en la Capital, pero me gusta ver y mirar el horizonte, y desde casa, a esta altura de la historia (digo bien, porque desde casa, para ver el horizonte tengo que subirme a una escalera) ya no se ve…
Si… ahora que lo pienso me gustaría vivir en una casa con vista al mar. Es más, no solo con vista al mar sino en un acantilado. No necesariamente un acantilado muy alto, pero si por sobre la playa. Y una playa con arena blanca… o dorada, no soy pretencioso… Ahora, lo ideal sería con el acantilado de un lado y la playa del otro. Y una mar turquesa? Porque no? Y no demasiado cerca del pueblo, pero no demasiado lejos tampoco… y Como viviría? Un restaurante? Un Bed & Breakfast? Si!
Un pequeño restaurante, con unas diez mesas, nada pretencioso, mesas de madera, mantel blanco, ventanas amplias con buena vista, algunas al acantilado, otras a la playa. La cocina es otro tema, también con amplias ventanas, asi puedo mirar al mar mientras cocino, porque yo me encargo de la cocina. Una cocina tradicional de donde esté, con pescado fresco comprado en el mercado el mismo dia, no más de tres o cuatro entradas, la sopa del dia, por supuesto, y algunos postres. Y la música en vivo? Porque me encanta escuchar Jazz en vivo, asi que habrá que encontrar alguna banda que toque en vivo de vez en cuando, al atardecer, en un ambiente lleno de velas… mmm… a la banda la hago tocar adentro o en los jardines? Que dilema…
A ver… visualicemos mejor, y afinemos los detalles… Si tiene un acantilado de un lado y playa del otro debe ser en la punta de entrada a una bahía. Las bahías siempre fueron buenos puertos naturales, asi que no sería tirado de los pelos que en este tipo de locación haya habido un viejo fuerte que en otras épocas protegiera el puerto y la ciudad, lo cual le agregaría a la vista una preciosa línea de viejos cañones de hierro. Y si el restaurante está construido dentro de las paredes del viejo fuerte estas serian de piedra solida y rústica, lo que va a dar al lugar más encanto. Y la decoración? Sencilla, algunas obras de artistas locales que cambien de vez en cuando. Eso si, en una de ellas voy a poner mi Pared de los Viajes, con las fotos de mis viajes por el mundo, de los amigos que hice a largo de esta etapa y de los lugares que visité. Como no poner esa foto en la que estoy en la Muralla China, con Boina Gaucha y todo? O en la que estoy en Tasmania jugando con un canguro? O el retrato que tengo en Noche Formal con Valeria (pucha, hace rato que no la veo… encima abrió’ su boliche y no la fui a visitar… me porte mal… le debo una disculpa) O la que estoy con Maggie y Ernie antes de subir al hidroavión en Ketchikan? Si, tengo muchas fotos y recuerdos que poner en una pared…
Asi que tendría el restaurante abajo y arriba podría tener el Bed & Breakfast con algunas habitaciones… tres o cuatro… si caben más, mejor, pero con tres o cuatro andaría bien. Y ya que estamos, mi casa también ahí… si bien no es lo ideal vivir en el trabajo, aquí el trabajo seria en el paraíso!!
Ahora habría con quien comparto este sueño… Tendría que poner un aviso en el diario para encontrar una compañera…

Wednesday, October 6, 2010

Papeete, en el Sapphire!!!

Hoy estoy en Bora Bora, Polinesia Francesa. Tuve mi primer dia libre desde el comienzo del contrato y lo disfrute’ a pleno. Salí a la playa con mis amigos los músicos, caminamos un poco, charlamos un montón y nadamos otro rato. Creo que no te conté’ de ellos, son seis músicos de rock que tocan en el WheelHouse bar, que es uno de los bares del barco y mi preferido. Ellos son de Buenos Aires, y me caen bárbaro, cada uno tiene su personalidad, y es divertido reconocer como las personalidades tienen tanto que ver con el instrumento que tocan. Es el primer contrato que hacen y andan mas perdidos que turco en la neblina, y sin querer, me estoy convirtiendo en su “guía” durante esta experiencia que es el barco. Fueron ellos también los que hace unos días atrás tocaron en vivo para la tripulación. Con ellos me la paso charlando y son mis compañeros de copas en el Crew Bar al final del laburo. Son pibes sanos que se hicieron de abajo, muy de barrio.
En el trabajo me va bastante bien. Me dieron el bar que esta’ atrás de todo del barco, en la cubierta 14, asi que tengo una vista barbara, una pileta (que obviamente no puedo usar) y muy poco trabajo. El bar abre a las 11 de la mañana y cierra a las 11 de la noche y por lo general tengo dos breaks de 90 minutos cada uno, asi que ni me mato laburando. Otra de las cosas buenas del bar es que provee de bebidas al Restaurante de Carnes, la Parrilla, bah! Asi que de vez en cuando me clavo on Ojo de Bife o un pedazo de lomo… pero mi preferido es el Halibut, que es un pescado de carne blanca y muy firme, muy sabroso que lo sirven con pimienta molida gruesa y sal marina, que esta barbaro! Lo mismo que la Caesar Salad, que es una de mis favoritas, pero no le quiero abusar para no cansarme.
En lo que es mi vida social, todavía es muy incipiente, pero mas rápida que en otros contratos. Por lo general me junto con los chicos de la banda en el Crew Bar a tomar unas cervezas después de laburar y también están Ana, mi Manager; Diego, un compañero uruguayo y algunos mas, entre ellos, el Crew Club President, que es el que organiza todas las actividades para los tripulantes… y es el el que puede armar para que me paguen por las fotos que saco en las fiestas! Si logramos convencer a la Hotel General Manager, a la que conozco de hace un par de contratos.
Anoche nos quedamos toda la noche en Papeete, que es la capital de Tahiti. Y como era de esperar en cuanto termine de laburar me cambie’ y fui a la discoteca. Es que hay un boliche que abre cuando hay crucero en el puerto, no importa que dia de la semana, y que en realidad es la sucursal del Crew Bar, por que somos todos tripulantes los que vamos, pero es una bocanada de aire fresco estar en un lugar diferente, entrando desde una calle, y que el piso no se mueva por las olas mientras bailamos… pero tiene su costo, la cerveza vale uSs 6, contra los U$s 1,50 que puede costar a bordo, asi que nos entonamos un poco antes de salir y enfilamos a la salida. Fue muy gracioso eso de chupar antes de ir a bailar… es algo que no hacia hace mucho tiempo, pero me resulto divertido! Es que en Papeete hay que tener cuidado, es todo muy caro! De solo pensar que todo viene importado desde Francia y que tienen que cruzar la mitad del globo terráqueo encarece todo. Lo único que estuve medio decepcionado por que siendo colonia francesa esperaba encontrar algún hermanito de mi Rayo Rojo, pero no había ninguno. Lo que si hice, y me costo carito fue comprarme una camisa para la Noche de la Isla, que es una fiesta que se hace en el barco, y tenemos que usar camisa hawaiana, y yo me deje la mía en casa, lo mismo que el traje de baño, así que me gaste como U$s 50 en eso. También me comí una baguette de Jamón crudo con mayonesa y pepinillos, con una coca en el mismo lugar con que había ido el año pasado con Paula y Fernando.